Hace ya más de un mes que
volvimos de un viaje de 10 días por dos países que, aunque próximos geográficamente,
nos dejaron con opiniones y sensaciones dispares.
3 sub-viajes, 3
escenarios, 3 lugares completamente distintos entre sí y que recorrimos
empezando por Angkor Wat, en Siam Reap (la segunda ciudad más grande
de Camboya)
Templo de Angkor |
El primer día pareció que
nos hubiese pillado por sorpresa; era como si, a pesar de haberlo estado
esperando, no fuésemos capaces de asimilar y ubicarnos dentro de esos templos
milenarios; una simbiosis entre arquitectura y naturaleza, una lucha de contrarios
en la que aun hoy en día, se desconoce al vencedor.
Piedras, enormes muros,
escalinatas y esculturas que parecen sacadas de una historia de ficción. Un
paisaje tiznado de ese verdor forjado únicamente tras el paso de los años.
Una civilización que se
perdió, pero que dejó su legado y su grandeza grabado en este lugar remoto que
es Angkor.
Arquitectura vs Naturaleza |
Pueblos flotantes y la
propia ciudad de Siam Reap me recordaron a Vietnam, no solo por su estética,
sino por el ambiente su entorno y sus gentes.
A los tres días y tras
una hora de avión, aterrizamos en Bangkok,
gran urbe del sudeste asiático que nos esperaba con los brazos abiertos, pero a
la que nosotros mirábamos con cautela.
Una ciudad caótica, ruido, contaminación...
y el Palacio presidencial, donde nos
perdimos entre templos y construcciones de típico estilo tailandés, llenos de
ornamento y color que no nos dejaron indiferentes.
Color y arquitectura |
Ornamento + ornamento |
Tras el caos siempre
llega la calma, y es así como nos trasladamos a Krabi, una región que destaca por sus numerosas islas y playas.
Una vez allí y de isla en
isla; entre sol, arena, océano, lectura, baños, relax, masajes desayunos sin
desperdicio, y crema solar se nos pasaron los últimos días de las vacaciones.
Desde luego, un viaje
completo donde los haya y del que volvimos cansados a la par que llenos de
energías renovadas.
Nueva etapa... próxima
parada: ¡Navidad!