10 ene 2015

HOME sweet HOME

Ha sido mi primera vuelta a casa después de casi un año aquí, en Shanghai.
Nunca había estado tanto tiempo sin ver a mi familia y amigos, pero, ha pasado tan rápido que casi ni soy consciente.

Es curioso cómo somos capaces de acomodarnos, de “hacernos a un lugar”… en principio todo nos choca y sorprende, hasta que un buen día lo interiorizamos y “casi” lo hacemos nuestro.
Cada lugar, cada experiencia te cambia un poco… y creí que al volver a casa muchas cosas iban a resultarme extrañas.
Así fue, pero no las más obvias, las que daba por hecho, como la arquitectura, el dejar de ver chinos por todos lados, el cambio de moneda o el orden en las calles…
Al contrario, fueron cosas mucho más insignificantes las que llamaron mi atención: como el sol fuerte y radiante en ese cielo azul de Madrid, un sol que calentaba, a pesar de ser finales de Diciembre; el entender todas las conversaciones a mi alrededor, el tamaño reducido de mi ascensor, suficiente para 4 personas; el despertarme de noche a las 8 de la mañana o el no tener que lavar mi pelo cada día porque, aunque a veces se diga lo contrario, ni en Madrid ni en España hay contaminación; paisajes maravillosos a los que me había desacostumbrado y que antes eran casi mi día a día…

A pesar de ello, fue como si nunca me hubiese marchado, todo seguía en su sitio, todo seguía el mismo ritmo que hace un año cuando me marché.

Qué rápido se acostumbra una a lo bueno, especialmente en vacaciones.
Reencuentros, sorpresas, días sin descanso pero también pausas… para sentir y aprovechar cada minuto, cada gesto, cada palabra.
Pocos días, intensos, de desconexión y con sabor navideño; combinación perfecta J

Ahora toca volver a la realidad, mi realidad, que, de momento está aquí, en China.
Toca volver a acostumbrarse y volver a ser parte de esta enorme ciudad.
Gente, olores, sabores costumbres… toca volver a la rutina, esa que hace un año ni siquiera existía.


Bienvenido 2015!!


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