Ha pasado más de medio año y si, aquí sigo… en Shanghai…
Ciudad de oportunidades, de sorpresas, de incertidumbres, de emociones…
de CONTRASTES.
Donde todo se mueve deprisa: miles de personas y todo tipo de vehículos…
incluso su arquitectura…
Ciudad de CAMBIO: gente que vine
y va, locales que abren y cierran, espacios llenos y vacíos…
Ritmo frenético que te envuelve y del que no eres consciente hasta que, un
día cualquiera, decides hacer una pausa, como un alto en el camino, en tu
rutina, y ves todo lo que ocurre a tu alrededor.
Aceras difíciles de transitar; ocupadas siempre por todo tipo de “cachivaches”
Tráfico descontrolado y muchas veces sin sentido, donde la ley, no del más
fuerte, sino del más espabilado o atrevido es lo que impera.
Bebidas, frutas, condimentos, carnes…. Todo tipo de alimentos desconocidos
que, en algún momento te has decidido probar; porque… Habrá que correr algún
riesgo…
Un idioma incomprensible hasta que, a la fuerza de escucharlo día tras día,
como banda sonora de fondo, comienzas a distinguir sonidos, palabras, o incluso,
si hay suerte, hasta alguna que otra frase.
Shanghai…
China…. Qué puedo decir…
Supongo que como todo hay que estar aquí durante un período más o menos
largo de tiempo, experimentarlo y sentirlo para poder opinar con fundamento.
Algunos dirán que es duro el vivir aquí… que los chinos y su cultura son
demasiado diferentes y que por supuesto, sus costumbres no tienen ni pies ni
cabeza…
Pero, desde mi humilde punto de vista, hasta el día de hoy, es la manera
que tienen de vivir, ser y actuar… no podemos intentar imponer nuestras “supuestas”
buenas maneras…
Quizás, con el tiempo, la situación cambie… pero ahora, (que en el fondo es
lo que cuenta) debemos ver este país como un mundo por descubrir, distinto y
con mucho más de lo que pensamos por mostrar….
Aprovechémoslo….
VIVAMOS CHINA.
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