“CAMIÓN TRASTERO” es lo que nos muestra la imagen propuesta para este nuevo número de Engawa.
Un espacio muy limitado en el que puede entrar casi
cualquier cosa….
Toda clase de objetos, de toda condición, apariencia, uso… que
conviven en un mismo espacio, sin ninguna conexión u orden aparente.
Ese “amontonamiento” al que estamos desgraciadamente
demasiado acostumbrados y que se puede extrapolar a muy diversas situaciones.
Quizás por mi condición de Arquitecta esta imagen me hace
pensar en cualquiera de esas muchas ciudades carentes de planificación, en las
que calles, carreteras, edificios, espacios públicos, parques e incluso sus
propios habitantes son tratados como una mera “colección de objetos” independientes
entre sí y que se esparcen de manera aleatoria
sobre un determinado territorio.
Territorios que ejercen la función de “saco” donde todo
tiene cabida, pero en el que no se consigue una unidad o cohesión, tan
necesaria sobre todo a nivel urbano.
Una ciudad bien planificada es una ciudad confortable, donde
todo tiene un porqué, una justificación y cada elemento se apoya en lo que le
rodea para darle sentido….
Todo esto se agrava cuando pensamos que las ciudades
permanecen en el tiempo. Son lienzos que se van completando con el paso de los
años en los que cada decisión que se
toma tiene unas consecuencias, positivas o negativas que nos afectan a todos,
porque, si de algo estoy segura, es de que las ciudades están hechas para sus
habitantes y el hombre en general, nos pertenecen a todos y por lo tanto, se
merecen una buena planificación, pensada desde el cariño y el sentido común.
¡No dejemos que nuestras ciudades se conviertan en trasteros
perennes e inservibles!
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